Hace seis meses, cuando el Presidente Donald Trump lanzó una guerra comercial más agresiva que nunca, la mayoría esperaba que la economía mundial se hundiera. Mercados financieros mostraban señales de recesión profunda, la confianza de los consumidores estadounidenses se desplomaba, y ciertos indicadores económicos en “tiempo real” pintaban un panorama sombrío. Pero sorpresa, hoy, incluso mientras América y China intercambian críticas duras, las sorpresas positivas ganan terreno.
El pulso actual de la economía global
Goldman Sachs acaba de sacar su indicador de actividad reciente, y después de un bache en primavera, la economía mundial está creciendo casi tan rápido como antes del anuncio de Trump. El índice PMI mundial de JPMorgan alcanzó un máximo en 14 meses en agosto. Y la Reserva Federal de Atlanta calcula que el PIB de EE. UU. creció a un ritmo anualizado cercano al 4% en el tercer trimestre de 2025, un dato fuerte, aunque se espera que el cuarto trimestre baje el paso. Finlandia es el único país de la OCDE en recesión, bajando de ocho en 2023 a solo uno hoy. ¿La previsión de crecimiento global? Subió de 2.2% a 2.6% para este año.
¿Qué mantiene a flote este barco?
El conflicto arancelario de Trump no fue tan brutal como se creía: los impuestos a la importación pasaron de un posible 28% a poco más del 10%. Además, la política fiscal expansiva, especialmente en EE. UU., está impulsando el consumo. Claro, el panorama puede cambiar en cualquier momento si el Presidente decide subir más tarifas o si los gobiernos empiezan a recortar gastos. Pero por ahora, los mercados financieros apuestan a que el impulso económico seguirá.
Las ganancias empresariales están en forma
Las empresas globales están reportando buenos números: el segundo trimestre mostró un crecimiento en utilidades del 7%, por encima del promedio histórico. El índice MSCI ACWI, que sigue las acciones globales, está en máximos históricos. Las firmas “cíclicas” —esas que venden productos que la gente compra cuando la economía va bien, como autos y maquinaria— están subiendo mucho, dejando atrás a las empresas “defensivas” que venden lo básico imprescindible.
No solo es inteligencia artificial
¿El crecimiento está impulsado solo por la inversión en inteligencia artificial? La preocupación existe, dado que una parte importante del crecimiento del PIB de EE. UU. proviene de inversión en tecnología y software, incluyendo centros de datos. Pero, ojo, no toda esa inversión es por IA; comprar una computadora también cuenta. Además, fuera de EE. UU., no hay señales claras de que la tecnología esté jalando el crecimiento global.
¿Y el empleo?
Sí, el crecimiento del empleo en EE. UU. se ha desacelerado y el próximo reporte podría mostrar casi nulo crecimiento en nóminas. ¿Significa esto que la IA está dejando gente sin trabajo? Según un estudio de Yale, hasta ahora no hay una “disrupción visible” desde el lanzamiento de ChatGPT. En el resto de países OCDE se añadieron 3 millones de empleos en el primer semestre, una cifra normal. Si hay debilidad en EE. UU., podría deberse a políticas migratorias más duras.
Confianza del consumidor: ¿risas o preocupación?
La confianza en EE. UU. ha subido desde sus mínimos de abril, pero aún está lejos de niveles pre-pandemia. En otros lugares la situación es solo un poco mejor. La incertidumbre global se mantiene alta, con búsquedas en Google relacionadas con “tariffs” en aumento, lo que muestra que las políticas de Trump siguen inquietando. Algunos temen que un desplome en acciones tecnológicas por IA pueda empeorar el ánimo. Sin embargo, si tanta incertidumbre iba a frenar la economía, ya debería haberlo hecho.
En resumen:
La economía mundial ha demostrado ser increíblemente resistente frente a guerras comerciales y temores tecnológicos. Por ahora, está aguantando la embestida y creciendo con fuerza, dejando atrás el miedo al desplome que todos esperaban hace solo medio año.