El reciente triunfo electoral de Friedrich Merz en Alemania ha sacudido el panorama geopolítico europeo. El líder alemán ha declarado abiertamente que Europa debe prepararse para una defensa independiente ante la posibilidad de que Donald Trump retire el apoyo de EE. UU. a la OTAN. Esta declaración se produce en un momento crítico: Estados Unidos ha votado junto a Rusia y Corea del Norte en la ONU, y ha impulsado una resolución que llama a un alto el fuego en Ucrania sin mencionar su integridad territorial.
La posibilidad de que Europa enfrente sola a Rusia plantea desafíos monumentales. Crear un ejército, una fuerza aérea y una disuasión nuclear independientes requeriría inversiones masivas y décadas de preparación, en un contexto donde la guerra en Ucrania sigue consumiendo recursos y tropas europeas.
Los desafíos de una defensa autónoma
Europa actualmente depende en gran medida del apoyo militar estadounidense, desde inteligencia satelital hasta sistemas de defensa antiaérea y logística de guerra. En caso de que EE. UU. se retire de la OTAN o reduzca su apoyo, los países europeos enfrentarían tres problemas clave:
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Débil capacidad de despliegue militar: Las fuerzas europeas son insuficientes para una defensa efectiva contra Rusia. A pesar de tener ejércitos modernos, las tropas disponibles no alcanzarían para una intervención significativa en Ucrania sin comprometer la seguridad del continente.
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Insuficiente inversión en defensa: Para cumplir con los planes actuales de la OTAN, Europa debería gastar al menos 3 % de su PIB en defensa, una cifra muy por encima de lo que la mayoría de los países destinan. Algunas estimaciones elevan este gasto hasta el 4 % o más, lo que requeriría una reestructuración económica a gran escala.
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Dependencia en armamento clave: Aunque Europa ha aumentado su producción de artillería y misiles, aún depende de EE. UU. para sistemas de largo alcance, tecnología de inteligencia y aviones furtivos. Sin estos recursos, enfrentaría serios problemas en un conflicto prolongado con Rusia.
¿Es viable una disuasión nuclear europea?
Otro de los grandes interrogantes es la necesidad de una disuasión nuclear independiente. Actualmente, Francia y el Reino Unido poseen arsenales nucleares, pero su tamaño (400 ojivas combinadas) es insignificante frente a las más de 1,700 ojivas estratégicas desplegadas por Rusia.
Friedrich Merz ha propuesto iniciar conversaciones con Londres y París sobre un posible sistema de disuasión nuclear europeo. Sin embargo, duplicar o triplicar el arsenal nuclear europeo llevaría años y consumiría recursos vitales que podrían destinarse a mejorar las fuerzas convencionales. Además, el Reino Unido depende de EE. UU. para mantener sus misiles balísticos, lo que complica aún más la independencia nuclear.
A pesar de estos desafíos, algunos expertos creen que una disuasión nuclear europea sería más creíble para Moscú que las amenazas de Washington. La historia de la Guerra Fría demuestra que la voluntad política es tan importante como la cantidad de armas disponibles.
Cinco minutos para la medianoche
Europa enfrenta un escenario inédito: la posible retirada de EE. UU. del continente y la necesidad de rearmarse en tiempo récord. Sin una estrategia clara, el riesgo de quedar expuesta ante una Rusia cada vez más agresiva podría cambiar radicalmente el equilibrio de poder global. Como advirtió Merz, "estamos a cinco minutos de la medianoche para Europa".