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La demencia afectará a más de 150 millones de personas en todo el mundo para 2050

Escrito el 13/01/2022
3 minutos


The Economist

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La demencia afectará a más de 150 millones de personas en todo el mundo para 2050. Un nuevo estudio añade peso a los pedidos de más apoyo para los cuidadores

Hoy, aproximadamente 57 millones de personas viven con demencia, una condición degenerativa incurable que, en sus peores fases, los deja dependientes de atención las 24 horas. Un nuevo estudio publicado en Lancet Public Health agrega peso a las predicciones de que ese número va a explotar. Su proyección, que el número se triplicará a 152,8 millones para 2050, con mujeres afectadas de manera desproporcionada por la condición, está en línea con los pronósticos realizados durante los últimos siete años o más. Pero a diferencia de estudios anteriores, que se basaron en proyecciones globales, este tuvo en cuenta estimaciones a nivel de país y factores de riesgo específicos.

Todavía enfrentaba serias limitaciones en la calidad de los datos de países individuales, que utilizan diferentes metodologías y, a menudo, incluso diferentes definiciones de demencia. Que la conclusión sea tan similar a la de estudios anteriores subraya que el factor de riesgo más importante sigue siendo simple: la edad. La demencia es una condición que acompaña a docenas de enfermedades diferentes, de las cuales la más importante es el Alzheimer, que representa del 60 al 80 % de los casos, a las cuales las personas se vuelven más susceptibles a medida que envejecen. La mayor parte del aumento proyectado de la demencia es el resultado de dos factores globales: el aumento de la población y la longevidad.

Es por eso que los mayores aumentos se encuentran en partes del mundo con las poblaciones de más rápido crecimiento, como el África subsahariana. Esto significa que la demencia ya no será, como en la actualidad, predominantemente un problema del mundo rico. En los países ricos, mientras tanto, se pronostican aumentos en la demencia en gran parte porque las poblaciones están envejeciendo.

El estudio de Lancet Public Health también tiene en cuenta riesgos que, a diferencia de la edad, son modificables: tabaquismo, obesidad, niveles altos de azúcar en la sangre y bajo nivel educativo. En América del Norte y Europa, la incidencia de la demencia, es decir, el porcentaje de personas de cualquier edad con la afección, ya se ha reducido notablemente, quizás debido a un mejor acceso y calidad de la educación y una mejor salud cardiovascular. El estudio encuentra que, a nivel mundial, estos avances reducirán la cantidad de personas que se espera que tengan demencia en 6,2 millones. Sin embargo, los aumentos en la obesidad, el tabaquismo y la presión arterial alta en algunos países compensarán con creces eso, lo que generará 6,8 millones de casos adicionales.

Todas estas proyecciones son, por supuesto, imprecisas. Pero el argumento de este estudio y de muchos anteriores es indiscutible: que el mundo tendrá que aprender a vivir con un gran número de personas con demencia. Hasta el momento, no existe una vacuna ni una cura, aunque Estados Unidos aprobó el año pasado un medicamento para el tratamiento del Alzheimer en etapa inicial. Ningún país ha resuelto aún cómo pagará la atención que necesitarán estas personas. Y en muchos lugares no está nada claro dónde se encontrarán los cuidadores. 

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Sobre el autor

The Economist es una publicación semanal en lengua inglesa, con sede en Londres, que aborda la actualidad de las relaciones internacionales y de la economía desde un marco global. 


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