Por Patricia Satterstrom, Michaela J. Kerrissey, y Julia DiBenigno
Los líderes se enfrentan a una presión creciente para incluir más voces en la toma de decisiones diaria. Solicitar perspectivas diversas en la jerarquía de la organización tiene sentido empresarial: se ha demostrado que mejorar la innovación, ayuda los empleados a que se sientan valorados y evitan el agotamiento. Pero, ¿han dado lugar estas presiones a que más ideas lleguen a buen término para el equipo? La verdad es que no.
En nuestro trabajo como investigadores, consultores y profesores, hemos visto que las "buenas intenciones" no son suficientes a la hora de implementar las ideas de los empleados. Los líderes tienen un montón de historias y tácticas para animar a la gente a compartir sus ideas y muchas razones para rechazarlas. Una investigación demuestra que pedirle a la gente que hable pero luego no escuchar lo que dicen puede ser contraproducente.