Por Mathieu Agusse y Benoit Decreton
Intentar predecir cómo será el futuro está condenado al fracaso. Sin embargo, esto es lo que hacen la mayoría de los ejecutivos cuando elaboran estrategias. Ellos, nosotros, hacemos esto porque hemos sido capacitados y educados para usar tendencias y estadísticas para predecir lo que es probable que suceda y prepararnos en consecuencia. Como resultado, las empresas luchan por reaccionar a los cambios en sus entornos cuando deberían darles forma de manera proactiva. Este es un problema para los ejecutivos de todo el mundo cuyas estrategias, ancladas en el pasado, pierden oportunidades importantes para visualizar y diseñar futuros posibles.