Por Alan Doing
Todas las luces de advertencia parpadean en rojo. La guerra de Rusia contra Ucrania, una recuperación desigual de la pandemia de covid-19 y una sequía en gran parte del continente han conspirado para crear una severa crisis energética, alta inflación, interrupciones en el suministro y una enorme incertidumbre sobre el futuro económico de Europa. Los gobiernos se apresuran a tratar de ayudar a los más vulnerables. En medio de la confusión nerviosa, hay un amplio acuerdo en una cosa: se avecina una recesión.