por Sarah Gershman 🖊
La mayoría de nosotros, incluso aquellos en la cima, luchamos con la ansiedad de hablar en público. Cuando les pregunto a mis clientes qué los pone nerviosos, invariablemente responden con las mismas respuestas:
"No me gusta que me estén vigilando".
"No me gusta tener todos los ojos sobre mí".
"No me gusta estar en el centro de atención".