The Economist
A medida que la variante Ómicron del COVID-19 se ha ido extendiendo ha quedado claro que los síntomas que provoca son menos graves que los inducidos por sus antecesores. Esas son buenas noticias: las personas que se infectan tienen menos probabilidades de terminar en el hospital o muertas. Desafortunadamente, Omicron también ha provocado un aumento en las infecciones, por lo que las reglas de aislamiento han obligado a millones de personas a quedarse en casa, aunque se sientan lo suficientemente bien como para ir a trabajar. Muchos países han respondido reevaluando el período de aislamiento requerido. En diciembre, los Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos redujeron a la mitad este período, de diez días a cinco, y el gobierno británico lo redujo de diez días a siete con evidencia de dos pruebas negativas. El 7 de enero, Alemania hizo lo mismo, reduciendo su período de aislamiento de 14 días a siete con una prueba negativa. ¿Qué tan arriesgado es acortar el aislamiento y Omicron ha cambiado la ecuación?
Las primeras variantes del SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, tenían un período de incubación promedio (el tiempo entre la infección y la aparición de los síntomas, si es que aparecen) de seis días, según un análisis de estudios revisados por pares. Su contagiosidad alcanzó su punto máximo justo antes de que aparecieran los síntomas y disminuyó en los siguientes siete días. Para pacientes sintomáticos, la Organización Mundial de la Salud recomienda al menos diez días en aislamiento después del inicio de los síntomas, incluidos al menos tres después de que desaparezcan los síntomas. Recomienda a los pacientes asintomáticos aislarse durante diez días después de una prueba positiva. Pero las recomendaciones de los gobiernos varían, y algunas son más estrictas que otras: Nueva Zelanda requiere que las personas no vacunadas se aíslen durante 14 días, pero reduce eso a diez para los vacunados.
¿La variante Omicron cambia la cantidad de tiempo que las personas deben aislarse? La evidencia preliminar así lo sugiere. Un estudio de seis casos tempranos de Omicron en Estados Unidos, publicado por los CDC el 28 de diciembre, encontró que el período medio de incubación era de tres días, en comparación con alrededor de cinco días para otras variantes. Otro estudio realizado por investigadores del Instituto Noruego de Salud Pública de un brote en una fiesta de Navidad en la oficina, después del cual 66 de los 111 asistentes dieron positivo por Omicron, también situó el período medio de incubación en alrededor de tres días. Los científicos todavía están estudiando Omicron, pero una incubación más corta ayudaría a explicar la rápida propagación de la variante.
Independientemente de la duración del aislamiento, las pruebas periódicas siguen siendo la mejor manera de garantizar que las personas no propaguen el virus. Las nuevas reglas de Gran Bretaña permiten que las personas con dos pruebas rápidas de antígeno negativas abandonen el aislamiento antes de tiempo. La administración del presidente Joe Biden prometió comenzar a enviar la primera de 500 millones de pruebas rápidas de antígenos a los hogares a mediados de enero. Estas pruebas, si bien son menos sensibles que las PCR más laboriosas, son mejores para identificar personas altamente infecciosas, lo que las hace útiles para frenar la propagación de COVID-19. Los gobiernos tienen que hacer una compensación entre los efectos dañinos de mantener a personas aparentemente sanas fuera del lugar de trabajo y el peligro de que algunas de esas personas infecten a otras. Gran Bretaña, a pesar de haber reducido su período de aislamiento, ya enfrenta escasez de mano de obra, especialmente en el Servicio Nacional de Salud. El 7 de enero, el gobierno envió tropas a los hospitales de Londres para ayudar a compensar la escasez de personal.
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