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Qué sigue después del primer trasplante de corazón de cerdo a humano exitoso

Escrito el 12/01/2022
3 minutos


Por The Economist

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El 7 de enero, David Bennett se convirtió en la primera persona a la que se le trasplantó con éxito un corazón de un cerdo. En material de prensa emitido tres días después de la operación, la Universidad de Maryland confirmó que Bennett estaba bien y que podía respirar por sí mismo. Si bien continúa dependiendo del soporte artificial para bombear sangre por todo su cuerpo, el equipo detrás de la cirugía, dirigido por Bartley Griffith, planea reducir gradualmente su uso.

Esta operación es un hito para el xenotrasplante: la transferencia de órganos de otras especies a pacientes humanos. Viene inmediatamente después de otro, en octubre, cuando un riñón de cerdo se unió con éxito durante tres días a un paciente con muerte cerebral en un hospital de Nueva York. En aquella ocasión, el mero éxito quirúrgico fue el objetivo. Pero el equipo del Dr. Griffith espera salvar una vida.

La operación en sí recibió una autorización excepcional de la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos en virtud de una disposición que permite a los médicos utilizar tratamientos experimentales como último recurso. Antes de la operación, al Sr. Bennett se le diagnosticó una enfermedad cardíaca terminal, pero se consideró que estaba demasiado enfermo para calificar para un trasplante humano. Habiendo pasado meses en una cama de hospital sin mejoría en su condición, dio su consentimiento para la cirugía.

La floración reciente del campo tiene raíces arraigadas. Durante décadas, los investigadores han intentado abordar el problema fundamental de los xenotrasplantes. Esto es que el cuerpo humano, cuando reconoce tejido extraño, tiene tendencia a volverse en su contra. En el caso de los cerdos, el marcador de extrañeza más importante es una molécula de azúcar llamada galactosa-alfa-1,3-galactosa (alfa-Gal), que se encuentra en la superficie de sus células. Si bien esta molécula no existe en los humanos, sí existen anticuerpos para suprimirla. En consecuencia, ningún trasplante de un cerdo con alfa-Gal duraría más de un par de minutos en un cuerpo humano.

En 2003 se produjeron cerdos con un genoma modificado para suprimir la enzima responsable de producir alfa-Gal. Este fue un paso en la dirección correcta, pero en su lugar surgieron otras barreras. Con cada uno de estos requiriendo años de trabajo para superar, muchos investigadores, y muchos fondos de investigación, abandonaron el campo.

Una colaboración que sobrevivió fue la de la Universidad de Maryland y Revivicor, una compañía de medicina regenerativa en Blacksburg, Virginia. Fue Revivicor quien proporcionó el cerdo genéticamente modificado para la cirugía del viernes. El animal en cuestión tenía un genoma modificado de diez maneras, para optimizar las posibilidades de éxito. Se eliminaron tres genes, cada uno para reducir el riesgo de que un anticuerpo humano rechace el órgano del donante. También se habían agregado seis genes humanos para promover la aceptación. Y se eliminó un gen de crecimiento porcino, para garantizar que el corazón no crezca después del trasplante.

Además de los riesgos habituales que rodean a cualquier trasplante de corazón, hay una serie de áreas de preocupación que el Dr. Griffith y sus colegas tendrán en cuenta. Uno es cualquier mecanismo de rechazo hasta ahora desconocido. Otra es la posibilidad de que el órgano pueda transferir virus porcinos a su nuevo huésped. El cerdo en cuestión fue criado en un ambiente estéril para minimizar la posibilidad de que eso sucediera, pero sigue siendo una posibilidad.

Los partidarios de los xenotrasplantes creen que su potencial para mejorar vidas es enorme. Solo en Estados Unidos, más de 100 000 personas esperan trasplantes (aunque la gran mayoría necesita un riñón en lugar de un corazón). En 2020, solo estuvo disponible un tercio de la cantidad requerida de órganos.

En teoría, los cerdos se pueden criar para proporcionar a los humanos cualquier órgano sólido, aunque algunos serán más complejos que otros. Una gran parte de la función del corazón es mecánica, pero otros órganos tienen funciones químicas que serán más difíciles de replicar. Además, incluso suponiendo que estas barreras puedan superarse y desarrollarse procedimientos quirúrgicos exitosos, la mayoría de los investigadores aún reconocen que la ampliación de los xenotrasplantes para satisfacer la demanda mundial de órganos puede llevar décadas. Tras esta noticia, sin embargo, las posibilidades de que finalmente suceda han aumentado.

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Sobre el autor

The Economist es un periódico semanal internacional impreso en formato de revista y publicado digitalmente que se enfoca en temas de actualidad, negocios internacionales, política y tecnología.


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