Por Jennifer Porter
Cuando la gente descubre que soy entrenadora ejecutiva, a menudo me preguntan cuáles son mis clientes más difíciles. ¿Líderes sin experiencia? ¿Los líderes sénior que creen saberlo todo? ¿Líderes que intimidan y menosprecian a los demás? ¿Líderes que eluden la responsabilidad?
La respuesta no es ninguna de las anteriores. Los líderes más difíciles de entrenar son aquellos que no reflexionan, particularmente los líderes que no reflexionan sobre ellos mismos.