El 6 de enero, Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, anunció su dimisión tras semanas de especulaciones y una creciente crisis política. El Partido Liberal, bajo su liderazgo, logró tres victorias electorales consecutivas desde 2015, pero en el último año Trudeau se convirtió en una figura polarizadora y aislada. La frustración de los votantes por problemas como la inflación, el costo de la vivienda y las tensiones derivadas de la inmigración erosionaron su apoyo.
En las próximas semanas, los liberales enfrentarán una lucha interna por el liderazgo, mientras el país se prepara para unas elecciones que, como máximo, se celebrarán en octubre. Estas elecciones no solo evaluarán el legado de Trudeau, sino que definirán cómo el próximo gobierno abordará una posible guerra comercial con Estados Unidos, riesgos geopolíticos y una economía debilitada.