Los nuevos líderes a menudo sienten la presión de tener todas las respuestas. Tal es el caso de Felix, un gerente recién ascendido que pasó de ser un experto en una materia específica a liderar múltiples proyectos y equipos. En su nuevo rol, Felix enfrentó la expectativa de su equipo de que tuviera respuestas claras y decisiones firmes para cada situación. Sin embargo, cuando no conocía cada detalle de un proyecto, dudaba, tropezaba con sus palabras y proyectaba inseguridad.
Este tipo de presión es común entre los nuevos líderes. Existe una creencia errónea de que un buen líder debe tener siempre todas las respuestas. Pero, en realidad, el liderazgo no se trata de saberlo todo, sino de cómo reaccionas cuando no sabes la respuesta y de avanzar en territorios desconocidos con confianza y autenticidad.