Una sucesión mal ejecutada en la dirección general puede costar miles de millones en valor para los accionistas, desestabilizar a la organización y provocar la fuga de talento clave. Frente a esta realidad, un nuevo estudio publicado en el Journal of Management sugiere una estrategia sencilla pero poderosa para maximizar el éxito de una sucesión: hacer que el nuevo CEO comience su gestión al inicio del año calendario o fiscal.
Sincronización que genera valor
La investigación, basada en 690 sucesiones de CEO en empresas del S&P 500 entre 2005 y 2019, encontró que los CEOs que comenzaron su gestión dentro de los primeros 10 días del nuevo año lograron un aumento promedio de 0.4% en el retorno sobre activos (ROA) en los tres años posteriores a su nombramiento. Aunque pueda parecer una cifra pequeña, equivale a una mejora del 31% respecto al promedio de ROA de la muestra.
Además, estas compañías también reportaron mayores ingresos netos en el mismo periodo, siendo aún más evidentes los efectos positivos cuando el nuevo CEO era externo, menor de 46 años, mujer o perteneciente a una minoría étnica o racial.
Tres ventajas clave de empezar el año con nuevo liderazgo
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Alineación de metas y objetivos: El inicio del año representa un momento natural para establecer nuevas metas. Permitir que un CEO entre con el calendario limpio facilita que establezca su visión y que toda la organización trabaje de forma coordinada hacia esos nuevos objetivos.
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Reducción de la disrupción: Cambiar de CEO es siempre un evento perturbador. Sincronizar este cambio con el inicio del año permite que los empleados se reorganicen antes de que sus resultados sean evaluados, minimizando el impacto negativo.
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Menor presión temporal: Comenzar en medio del año expone al nuevo CEO a presión adicional por mostrar resultados inmediatos. Empezar en enero permite tomar decisiones con mayor claridad y menor urgencia, lo cual se traduce en una mejor toma de decisiones y desempeño operativo.
Ventajas amplificadas para CEOs atípicos
El estudio resalta que los beneficios de esta sincronización son más notables en CEOs considerados “atípicos”: externos, jóvenes, mujeres o miembros de minorías. El inicio de un nuevo año suele generar una sensación colectiva de “nuevo comienzo”, lo que abre la mente de los empleados a aceptar nuevas ideas o cambios estratégicos. Esta apertura es clave para líderes que, por su perfil, pueden proponer enfoques transformadores desde el primer día.
Consideraciones contextuales
Si bien esta estrategia no siempre es viable—por renuncias inesperadas o emergencias—los autores sugieren que incluso en esos casos se pueden aplicar principios del estudio, como reencuadrar la sucesión como un nuevo comienzo o ajustar la evaluación de desempeño para facilitar la transición.
Asimismo, destacan que esta estrategia es particularmente válida en contextos occidentales, donde el 1 de enero tiene un peso simbólico fuerte. En otros contextos culturales, las fechas de mayor significado podrían diferir.
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Sobre los autores
Diego Villalpando, Ph.D. es profesor asistente entrante en la Universidad de Texas en Arlington. Su investigación se centra en liderazgo estratégico, gobernanza corporativa y estrategia de partes interesadas.
Robert Campbell, Ph.D. es profesor asociado en la Universidad de Nebraska – Lincoln, especializado en cómo los CEOs y sus decisiones estratégicas afectan el éxito empresarial.
Liliana Pérez-Nordtvedt, Ph.D. es profesora de gestión estratégica en la Universidad de Texas en Arlington. Sus intereses incluyen estrategias basadas en el tiempo, aprendizaje organizacional y emprendimiento.

