El sector automotriz japonés ha invertido 18 mil millones de dólares en México, estableciendo plantas de ensamblaje y fabricación de autopartes para aprovechar los bajos costos laborales y el acceso libre de aranceles al mercado estadounidense. Sin embargo, la reciente amenaza del expresidente Donald Trump de imponer un arancel del 25 % a las importaciones desde México y Canadá ha puesto en riesgo esta inversión, generando incertidumbre y deteniendo nuevos proyectos.
Un claro ejemplo del impacto de estas tensiones es la fábrica de Ashimori Industry en Guanajuato, donde se ensamblan componentes para cinturones de seguridad, bolsas de aire y otros productos para Mazda, Honda y otros fabricantes japoneses. La planta, establecida en 2012, forma parte del ecosistema automotriz que ha florecido en México tras la liberalización de su economía y la firma del North American Free Trade Agreement (NAFTA), reemplazado en 2020 por el United States-Mexico-Canada Agreement (USMCA).
Incertidumbre y posibles reubicaciones
Cuatro de las principales automotrices japonesas producen 1.3 millones de vehículos anualmente en México, más que cualquier otro país. Sin embargo, la amenaza de aranceles ha llevado a empresas como Nissan, Mazda y Honda a considerar alternativas, incluyendo la reubicación de sus fábricas. Makoto Uchida, CEO de Nissan, señaló que su empresa debe estar preparada para trasladar la producción si es necesario.
Además, la Japan External Trade Organisation (Jetro) ha informado que cuatro importantes inversiones japonesas en México han sido suspendidas debido a la incertidumbre. Naohisa Komura, presidente de Plasess, fabricante japonés de autopartes, afirmó que las decisiones de inversión están en pausa hasta que haya mayor certeza en el panorama comercial.
Impacto en la producción y el mercado
El conflicto arancelario no es el único desafío para el sector automotriz japonés en México. El cambio en las preferencias del mercado estadounidense hacia los SUV ha reducido la competitividad de los fabricantes japoneses, quienes por años se centraron en la producción de autos compactos. Aunque han tratado de adaptarse, sus resultados no han sido los esperados.
Otro problema que afecta la operación de las plantas automotrices es la creciente violencia en Guanajuato, estado con la mayor tasa de homicidios en México, lo que añade un factor de riesgo para las inversiones extranjeras en la región.
Estrategias para resistir el impacto arancelario
A pesar de la incertidumbre, algunas empresas han decidido mantenerse en México y buscar formas de minimizar el impacto de los aranceles. Luis González, gerente de planta en Minebea Mitsumi, explicó que están considerando adelantar la producción para exportar antes de que entren en vigor posibles tarifas.
Mientras tanto, Jetro predice que la inversión japonesa en México se desacelerará hasta 2026, con posibles traslados de producción a Vietnam y otros países del sudeste asiático. También existe la posibilidad de que las automotrices japonesas aumenten su producción en Estados Unidos para evitar los aranceles.
El futuro del sector automotriz japonés en México sigue siendo incierto. Aunque las empresas buscan optimizar costos y fortalecer su cadena de suministro, el riesgo de tarifas y la renegociación del USMCA en 2026 podrían redefinir el panorama de la inversión japonesa en la región.